El antiguo
depósito de agua que hace décadas suministraba a la cuidad de Madrid, ha sido recientemente
reconvertido en la Sala de Exposiciones Canal de Isabel II, escenario elegido
para mostrar una fantástica exposición sobre el viejo esplendor de la capital
italiana durante los años 50 y 60, los años del vino y el lujo, del exceso y
las ganas de comerse el mundo, los años de la Dolce Vita.
Se trata de una fantástica colección de fotos, la
mayoría realizadas por los reporteros Marcello Gepetti y Tazio Secchiaroli,
creadores de un nuevo estilo de fotografía que recrea los años en los que Roma
se convirtió en el Hollywood europeo gracias al nacimiento de los estudios
Cinecittà, y no solo se convirtió en el centro neurálgico del cine, sino que
también jugó sus cartas en arquitectura y gastronomía.
Famosos actores
como el gran Mastrollani o Sofia Loren,
entre otros muchos, forman una colección de 160 imágenes que desprenden
"glamour" y elegancia desde el pasado 8 de septiembre, cuando la exposición
abrió sus puertas al público madrileño de la mano de la ex presidenta de
la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre y el vicepresidente y consejero de
Cultura y Deporte, Ignacio González.
La Sala de
Exposiciones cuenta con cuatro plantas, cada una con una temática diferente,
pero con un mismo objetivo: mostrar fotografías, bocetos, diseños,
vestuario y vídeos sobre los aires de la Dolce Vita.
La planta baja
está dedicada exclusivamente al nacimiento y evolución del cine en Roma. Mussolinni,
el líder del fascismo italino, decidió construir en 1936 los estudios Cinecittà, pero no fue hasta el término de segunda
Guerra Mundial y la firma del referéndum de 1948, cuando se produjo el crecimiento de la nación y su
industrialización, sobretodo en el sector del motor (Fiat, Vespa...) y en el de
la alta costura con firmas como Valentino o Balenciaga, lo que produjo un “boom”
económico que dio lugar a los años de la Dolce Vita.
A mediados de los años cincuenta Roma se convirtió en
destino de las grandes empresas de Hollywood por dos razones principales: el
coste de producción en Italia era menor y la calidad era mayor. Pero no solo acudían a
la capital italiana los grandes del cine, si no también se convirtió en destino
de de la aristocracia internacional y de intelectuales como Henry Miller.
Combinándose así, la frivolidad de las
películas de Hollywood y el cine intelectual italiano.
Es
en este momento cuando surgió la figura del paparazzi, nombre que se les dio a
los fotógrafos que inmortalizaban a las grandes estrellas del cine, ya que el
término paparazzi viene de Paparazzo, el nombre del protagonista de la película
La dolce vita de Federico Fellini estrenada
en 1960, que significa algo así como revoloteo de flases. El primer paparazzi
fue Tazzio Sequiraroli, que fotografió a algunos iconos de la época como Anita
Eckberg, Tennessee Williams o Faruk rey de Egipto.
Todo lo que se muestra en la exposición se trata de
fotografías, no de fotogramas de películas. En la planta baja encontramos fotos
tomadas en descansos de rodajes de
películas como Dos mujeres de 1960,
dirigida por Victorio de Sitta que dio a Sophia Loren su primer Óscar. Otra
realizada en el descanso del rodaje de
otro largometraje de 1963, cuyos protagonistas son Elisabeth Taylor y Richard
Burton, que se convertirían en una de las parejas míticas de la Dolce Vita
porque se conocen gracias a esta película y mantienen un romance, teniendo
ambos pareja. Otra imagen es de la película La
Dolce Vita, donde se ve a Anita Eckberg bañándose en la Fontana de Trevi
delante de Marccelo Mastrollani, aunque en la foto se ven todas las personas
que estaban trabajando en el rodaje, entre ellas Fellini. Otra más de una de la
super producción con grandes decorados, Ben
Ur de 1959, imagen de la famosa
carrera de cuadrigas con Charlton Heston. Y en esta planta también encontramos
la imagen más reciente de toda la exposición: una fotografía del año 1968, del
rodaje de la película Hasta que llegó su
hora, donde Claudia Cardinale sale vestida de época, pues la película era
del oeste, pero con la anacronía de unas gafas de sol.
Una vez visualizada la planta introductoria, debemos ascender
sin duda al primer piso, donde priman
las muestras del “Roman estyle o made in Italy”, destacando dos firmas
fundamentales durante la Dolce Vita: la joyería Bulgari, que patrocina la
exposición y la sastrería Brioni.
La exposición nos muestra libros, bocetos e imágenes sobre las
Joyas Bulgari, que haciendo un poco de historia, deberíamos resaltar que
Bulgari era una familia de joyeros de origen heleno (griego) que fundaron su
primera joyería en Via Condotti en 1905,
pero fue en los años de la Dolce Vita cuando Bulgari llego a su máximo
esplendor y a su fama, a lo que sin duda, ayudaron muchas de las actrices que
trabajaban en Roma en esos años.
Una gran coleccionista
de joyas de esta firma fue Anna Magnani y en la exposición existen bocetos de
algunas de las joyas que poseía. Otra de las actrices que era fiel a la marca
fue Elisabeth Taylor, que cuando le preguntaron durante el rodaje de
Cleopatra qué es lo que había aprendido
a decir en italiano hasta el momento, ella respondió: Bulgari.
La novedades que introduce esta joyería durante los años 50
y 60, son sin duda la combinación de gemas de diferentes colores, la mezcla de piedras
preciosas y semipreciosas, algo impensable hasta el momento ya que reinaba el
estilo sobrio francés; y la talla Tabujón, en la que la piedra no es
tallada por facetas sino que es una especie de limado de la piedra para darle
una forma redondeada. También cabe destacar que sus diseños tienen mucho que
ver con lo floral y con la cultura clásica debido a su origen heleno. Existen
varios bocetos de este estilo en la exposición, de collares pertenecientes a
Ingrid Bergman, otra gran fan de Bulgari.
Finalmente cabe destacar otra frase mítica de la época
salida de la boca de Anita Ekberg que dijo: “La Dolce Vita es Roma y Roma es
Bulgari, por tanto la Dolce Vita es Bulgari”. Y de esta actriz también se
muestran bocetos de dos de sus broches.
Dejando las joyas a un lado y haciéndonos con aguja y dedal,
saltamos a la moda en vestuario de la época. La sastrería Brioni fue fundada en
1945 en Roma, nada más terminar la segunda Guerra Mundial, pero es en la época
de la Dolce Vita cuando alcanza su máxima fama.
El objetivo de Brioni era reinventar totalmente la sastrería
masculina y sustituir el estilo inglés uniformado vigente hasta el momento, por
nuevos colores y telas, y encuentra en los artistas de Hollywood, como Richard Burton, Rod Hudson, Gary Cooper o
Anthony Quinn, el público perfecto, ya que a ellos no les importaba llamar la
atención y ponerse algo que todavía no estaba de moda y así marcar tendencia.
Por tanto, la fama de Brioni comienza un poco de boca en boca entre los
artistas hasta que todo el mundo deseó vestirse de esta marca. El primer
desfile masculino de la historia data del año 1952 y es Angelo Vitucci,
encargado de la tienda Brioni en Roma, el que sale a descubrir modelos de
pasarela masculinos, oficio que hasta la entonces no existía.
La exposición cuenta
con dos trajes de la época: uno negro metalizado de seda brillante y otro rojo
con pasamanería en negro, y con dos bocetos de la colección de Brioni del año
1960, que anticipan el pantalón acampanado y corte de chaqueta estrecha y larga
mezclando colores como el rojo y el azul, algo muy osado en la época. Por
último, también resalta una foto de un desfile mítico del año 1964 de Brioni en
el Waldorf Factorian Nueva York, en
el que el público está sentado en un estanque, hecho que da comienzo a los
desfiles espectaculares.
Después de este paso por la moda, si subimos una planta más,
volvemos a adentrarnos en el mundo de los paparazzi. En el segundo piso encontramos fotografías del gran Marccelo Gepetti y de otro fotógrafo
famoso de la época, Arturo Sabattini.
Las
imágenes de Marccelo Gepetti , se vuelven más comprometidas, pues comienza a
fotografiar a los famosos en situaciones más personales como Pele con su amante por la calle, Audrey Hepburn
con su familia en el teatro, Richard Burton de juerga con sus amigos o Jayne
Mansfield explotando su papel de chica sexy dejándose dar de comer unos espagueti.
Los famosos comienzan a acostumbrarse a los paparazzi e intentaban actuar de una
manera elegante y sofisticada para que les captaran las cámaras de la forma más
digan posible. Muchas de las fotos fueron tomadas en locales nocturnos en el
barrio del Trastevere, en bares y sitios populares. Los fotógrafos se colaban
en los restaurantes y prácticamente se colocaban encima de las mesas de los
famosos para fotografiarles.
Arturo
Sabattini, por su parte, lleva a cabo su trabajo con un carácter más
fotográfico, elaborado y poético, que se diferencia del carácter del paparazzi
que se basa en fotos inmediatas sin
preparación previa. De este fotógrafo la
exposición muestra algunas imágenes que se toman durante el rodaje de la Dolce
Vita: una de Felini, otra de las más famosas de Marccelo Mastrollani en la que
aparece fumando, otra de éste último en el camerino...
Algunas personas que
acuden a la exposición, como un joven de unos 25 años que hacía la visita
guiada por la muestra, se preguntan cuál era la conducta de los ciudadanos de a
pié cuando veían por las calles y por los locales a estas grandes estrellas, si
había una gran presión social hacia ellos. A lo que la guía contesta que
evidentemente, los ciudadanos se quedaban asombrados, pero no había ese grado
de acoso, pues fue a raíz del nacimiento del paparazzi cuando la gente se comenzó
a interesar por la vida de los famosos, pero anteriormente ver a actores y
actrices por las calles de Roma era algo normal y estas estrellas no tenían
porque esconderse de la multitud.
Pero esa tranquilidad por parte de las estrellas de cine
desapareció, porque con el paso del tiempo Marccelo Gepetti dio a luz un nuevo estilo de fotografía en la
que los famosos comienzan a cansarse de los paparazzi e intentan esconderse o
escabullirse de las cámaras, y abriendo este bloque encontramos una foto de
Warren Viti tapándole la cara a Natalie Wood. Son fotos bastante divertidas
pues los actores y actrices se desesperan, como Anita Ekberg que sale de su
casa en la madrugada con un arco y unas flechas apuntando a los paparazzi, como
muestra otra de las fotografías.
La exposición también cuenta con una de las primeras fotos en las que un famoso
es fotografiado dentro de su casa, data del año 1977 y se trata de una foto de
Brigitte Bardot tomando el sol en su piscina. En esta etapa, los paparazzi
comenzaron a escalar muros, trepar árboles o colarse por huecos para conseguir
la exclusiva, lo que se convirtió en muchos casos en una violación del derecho
a la intimidad.
El tercer piso es una continuación del
segundo, pues expone más fotografías de Marccelo Guiepetti aunque en este caso
se trata de fotografías ampliadas. Entre ellas destacan la famosa foto de Elisabeth
Taylor y Richard Burton besándose en la cubierta de un barco, gracias a la cual
se descubrió su romance. Y otra de Raquel Well bailando encima de una mesa
delante de Marccelo Mastrollani, imagen que da publicidad de la exposición.
Por último, si
todavía nos pica la curiosidad y deseamos saber más acerca de esta brillante
época, el cuarto piso nos ofrece un
relajado ambiente donde disfrutar de la proyección de un excelente documental
de 45 minutos: Hollywood sobre el
Tíber. Se trata de un recorrido por todos los años de la
Dolce Vita bastante entretenido e interesante que comienza a finales de los años cuarenta, cuando la desolada
Italia se da cuenta de que la creación de un proyecto cinematográfico puede ser
una oportunidad para su recuperación económica y su prestigio internacional.
El documental
es sin duda un desfile de estrellas italianas y norteamericanas que
contribuyeron al renombre de los
estudios Cinecittà, grandes del cine como De Sicca, Rosellini, di Filippo,
Pasolini, Fellini, Visconti, Antonioni, O. Wells, W. Wyler, J. Negulesco, J.
Mankiewicz, A. Hitchcock y muchos más, componen el largometraje. También, hay
una entrevista a Ingrid Bergman en la
que afirma que “diez años en USA han dado fin a un ciclo y el nuevo está en
Italia donde se hace el mejor cine del momento”, además de la presentación en concierto de la
canción “An Evening in Rome” o “Serata Romana”, de otro grande en la capital italiana: el actor y
cantante Frank Sinatra. En definitiva, tres cuartos de hora que si te dejas
llevar te transportarán a una época de
música y cine, a una época de arte.
Se podría decir que "Los años de la Dolce Vita"
es una pequeña clase de historia cinematográfica que además es gratuita y que
nos permitirá ilustrarnos hasta el próximo 6 de enero. Es sin duda, una exposición para los amantes
del cine, que cuenta con material de primerísima clase. Pero para degustar su
contenido habéis de ir sin prisas, ya que tanto las fotos, las joyas como los
trajes están expuestos para el deleite de nuestros sentidos.
ESTEFANÍA GARCÍA DE LA TORRE FERNÁNDEZ. (Economía y Periodismo)