lunes, 25 de febrero de 2013

El determinismo como deidad

El determinismo como deidad


Antes de nada, partimos de un hecho: no soy creyente. Dese pequeño he estado rodeado de influencias religiosas por todas partes: en mi familia, mi colegio, sociedad... Por esa razón estoy tanto bautizado como comulgado, claro que todo esto ha ocurrido a expensas de mi conciencia y conocimiento. Ahora puedo hablar como una persona consciente de lo que dice y opina, quien puede analizar por su propia cuenta todo lo que rodea y tomar la decisión sobre el "qué" creer o "qué" no creer.

Por esa razón puedo afirmar rotundamente: no soy creyente, ni cristiano, ni judío ni islámico. Si bien no puedo negar la existencia de ningún ser superior (no tengo pruebas para ello, al igual que no existen pruebas para demostrar la misma), no veo coherente centrar mi fe en unas palabras que muchas veces resultan una controversia en comparación a los órganos que las defienden (véase el vaticano, por ejemplo). ¿Defiendes la humildad? ¿Dices ser semejante al resto de tus "hermanos"? ¿Por qué te bañas entonces en oro cuando tus "semejantes" mueren de hambre y desgracia? ¿Qué razón puede entonces tener una jerarquía prolongada durante milenios? Y toda esa serie de sandeces: contra la mujer, contra el aborto, contra la libertad de cada uno... ¿De verdad cree en eso gente que peca de hipocresía? Nadie es santo, ciertamente, pero ellos dicen serlo y quieren dar esa imagen. Cuando usas tu "cara bonita" para pasear por las calles de una ciudad para ver a tus "fieles seguidores" y ganas millonadas simplemente agitando la mano, no es que seas "la persona más humilde del mundo", digo yo. ¿Y estas personas representan el legado de un personaje que vivió en la pobreza, en la humildad, en la bondad, y acabó siendo condenado por esas mismas personas a las que él defendía? ¿Dónde está la coherencia? ¿Dónde queda ese "algo" en el que creer?

Independientemente de que los hechos narrados por los libros sagrados de cada religión resulten fantásticos y difíciles de creer para una razón mínimamente lógica, ese no es el centro de mi desacreditación hacia la religión, si no en sí la sociedad que la defiende. La religión defiende en muchos casos la ignorancia, la inocencia y una ilusión de un mundo muy diferente a aquel en el que vivimos. No estamos en una época muy dada para guiarnos por la fe... estamos en unos días en los que nuestros actos son mucho más importantes que nuestras creencias, y por ende nuestra realidad va más allá de toda religión posible. No puedo evitar traer a mi mente una escena de cierto libró (de ficción): Carrie, de Stephen King. La protagonista de la historia es una chica de diecisiete años que tiene la menstruación por primera vez en medio de su clase de gimnasia, en el instituto (cuando estaba con sus compañeras en las duchas). La niña, que no tenía ni la más mínima idea de lo que le estaba pasando (pues no le habían contado nada sobre ello), creía que estaba muriendo desangrada, y tuvo que sufrir un ataque de histeria entre el baño de compresas que sus compañeras le estaban señalando. Esa misma tarde, cuando enfrentó a su madre por no haberle contado nada sobre esto, lo que esta hizo fue encerrarla en un armario para que rezara por haber pecado y recibido "la maldición de la sangre", descrita así en las sagradas escrituras. Obviamente, este es el comportamiento, llevado a la exageración máxima, de una fanática religiosa, y además creada a nivel ficticio. Pero aun así no dudo en que hayan existido casos semejantes, o más salvajes que estos incluso.

Y bien, de ahí sale mi reflexión. A pesar de todo lo que diga, las personas solemos buscar un "algo" que esté por encima de todo. Algo que nos ayude a explicar el porqué de muchas cosas. ¿Por qué he nacido en España? ¿Por qué somos humanos y no animales? ¿Por qué existe la vida? ¿Por qué mañana tenemos que ir a estudiar? Todo se puede responder con una sola palabra, la cuál toma en mi boca el mismo papel que el dios cristiano al que ya muchos adoran: determinismo. Cada cosa que pasa, cada acontecimiento, está determinado por un "algo", que ya lo había escrito (que pasaría así),y ese algo tiene nombre, por supuesto, se llama destino.

El destino es precisamente la imagen de aquello que todo lo controla, todo lo crea y todo lo destruye. La muerte, la vida, la existencia en si... todo es parte del destino. Desde el mismo momento en el que nacemos nuestra vida está escrita, al igual que la muerte. Ahora me diréis: Pero nosotros podemos decidir nuestros actos, nosotros podemos cambiar nuestro destino prescrito... error. El destino es como un árbol con infinidad de ramificaciones. Cada una de esas ramificaciones es una decisión que tomas, la cual te lleva a un camino diferente al que estabas tomando por el momento, pero esa misma ramificación vuelve a convertirse en un tronco nuevo con sus pertinentes ramas. Cada rama es una decisión posible, y existe una para cada una de las posibilidades que existan... para cada uno de los caminos que podamos tomar. Todo ello está predeterminado, por muy complejo e imposible que parezca. Mi camino me lleva ahora a estar escribiendo esto, gracias a que soy una persona pensadora y que se cuestiona mil y una veces sobre las cosas, al igual que me llevará mañana a ir a la universidad... pero por ejemplo, si yo a partir de mañana me convirtiera en un "gamberro" y tomara la decisión de saltarme las clases cuando me viniera en gana, saltar la valla y huir... simplemente estaría tomando un nuevo camino que me llevaría a un futuro diferente al que ya tenía.

Ahora bien, ¿En qué se basan las decisiones tomadas por el determinismo? Es decir, ¿Cuál es esa "fórmula matemática" que ha escrito nuestro pasado, presente y futuro? Yo la llamo "la segunda cara de la moneda", y a su vez le doy el nombre de "azar". Es irónico, ¿No lo creéis? Todo está determinado, pero a su vez está determinado por una aleatoriedad del todo desinteresada. Podríamos ver determinismo y aleatoriedad como antónimos: todo está determinado y todo es variable. Sin embargo, cuando la variabilidad ha escrito nuestros caminos y los ha dejado sellados para el futuro los dos términos se vuelven uno solo. ¿Por qué creo en esto? Responderé a esta pregunta retórica con otras preguntas: ¿Por qué he nacido en España? ¿Por qué no soy un habitante de un país africano subdesarrollado? ¿Por qué tengo unos padres que me pueden permitir vivir en relativa comodidad? ¿Por qué no soy uno de esos niños soldados que obligan a disparar contra sus padres? ¿Por qué soy moralista y no escéptico, indiferente y apático al respecto de cualquier tema que se me ofrezca? Todo ello son posibilidades de cómo podría haber existido, cómo podría haber sido mi vida, pero no son más que eso: posibilidades que se pueden plantear frente a mí como antiguas opciones. Y ahora podemos decir: yo puedo cambiar a lo largo de la vida y tomar esa nuevas opciones, convertirme en otra persona. Mas bien, ¿Quién me dice que eso no era algo que ya estuviera predefinido? Recuerdo a cierto genio maligno convocado por Reneé Descartes que movía sus hilos desde lo más alto de los cielos y cambiaba el desarrollo de los acontecimientos a su gusto y decisión. Podéis ver aquello a lo que refiero como algo parecido a eso.

Yo creo en esta realidad... yo creo en el destino, en efecto. Cuidado, esto no quiere decir que nosotros no tengamos una decisión propia sobre los pasos que seguir... el destino nos ofrece determinadas posibilidades, determinados caminos que ya nos llevarán a algún lado a otro, pero somos nosotros los que decidimos por cuál seguir. Todo está premeditado, que yo tienda a la escritura y a la filosofía, a la psicología o a la sociología, que tenga los amigos que tengo, que sea como soy... todo ello tiene un porqué, y la razón es porqué el destino así lo ha decidido. Creo en el determinismo, esa es mi guía y mi base, la de mis palabras. Si algo tiene que pasar... pasará. Si luchamos contra ello es porqué está escrito que lo hagamos... si vencemos en la lucha es porqué ya estaba premeditado, y si no lo hacemos también. Todo conforma un ciclo vicioso de un camino que andamos, el de nuestra vida.

David Catalán Sebastiá - Derecho y Periodismo

sábado, 23 de febrero de 2013

Romeo y Julieta - Retazos de una melancólica pasión

Romeo y Julieta - Retazos de una melancólica pasión

Banda sonora

Dichosa es la pasión que embriaga a los corazones inexpertos. Volátil, audaz, caprichosa y melancólica, nace sin razón y muere sin lógica, pero crea el sentir mas intenso (y mas errado) que podamos experimentar. Una mirada que induce a tales pensamientos, tales acciones que ligan a uno al simple destino de otra persona. Y todo en un instante irreconciliable, que no podría haber sido de otro modo. Como si el juego de un extraño dios, un ser superior al que los humanos puedan concebir, se dignara a tomar decisiones por encima de aquello de lo que el ser humano es capaz de decidir.

¿Amar a primera vista es utopía, ficción, o simple pasión? El descontrol de un sentir, de una explosión interior a la cual no se puede atener razón alguna. ¿Acaso no son las pasiones lo mas bello que podamos encontrar? ¿Acaso no es inmensamente glorioso y grandioso amar sin saber por que se ama? Sentir algo y no poder darle una ubicación, perder el control. Para muchos una desesperanza, algo con lo que no perder el tiempo; para otros un ideal, fuerzas que van mas allá de la simpleza que una vida nos prepara en esencia.

Y así como Romeo y Julieta se amaron, con una mirada, con un beso, con un roce, así actúan las pasiones en la raza humana. Sin nada, de fuerza alguna, que tenga que mediar para que logren llevarse a cabo. Y sin embargo son sólidos, arduos, poderosos esos sentimientos que no comprendemos, y aun así los sentimos. ¿Luchar contra ellos? ¿Por que razón? A veces la razón es irreconciliable con la emoción. ¿Porque adjuntarlas? El amor como un acto independiente puede alimentarse por si mismo, quizá no eternamente, pero mientras lo hace es aquello que toda persona desea que fluya por su sangre. Un acto, una palabra, una mirada... lo que sea. A veces no es mas, y en otras ocasiones requiere de un camino mucho mas largo y arduo. ¿Que mas da? Porque es amor. Comprenderlo es tanto un imposible como un indeseable, su misterio, su fugacidad y su intensidad son ciertos elementos que le dotan de esa fuerza e intensidad que lo hacen tan irresistible para la raza humana.

Somos presas de sus brazos, somos victimas de su paso por la tierra y por las vidas de la gente: por las nuestras, por las ajenas... cualquiera. Su capricho nos coge y suelta a su deseo, puede hacerlo o no hacerlo, puede sonreírte o sumirte en la mayor pena concebida, puede ser o no ser. Nunca saber cuando llegara, nunca poder prevenir su exacta función ni su acción... hasta el momento cuando llega. Todo ello conforma su excitante concepto. Porque amar es eso, no desear, no poseer, no comprender... simplemente, sentir, y actuar.

Porque amar también significa hacer cosas incoherentes, que no te habrías planteado en situación diferente a la que te encuentras. Cuando sientes que el “tu” esta ligado al “su”, dos personas que son una sola, dos vidas que enlazan sus caminos, ¿Quien sabe si eternamente o no? Eso despreciado por muchos: ser capaz de hacer el todo y el nada, vivir o morir, llorar o reír, todo es variable. Actuar de un modo inadmisible para tu “tu”, y hacerlo por el “su”. Comprender que a veces hay cosas mas importantes de las que has visto, que el mundo es mas amplio y complejo del que ves y has visto, lo que sientes y has sentido... y en el futuro de lo que hagas esta todo lo referente a tus futuras acciones.

Y si ese sentir tiene que ser fugaz, que llegue y se vaya; si tiene que ser duradero, que me abrace y no marche; si tiene que llegar, que se le espere; si no tiene que aparecer, que deje de existir. Así es el enamoramiento: con su libre albedrío, gusto y grandeza.

Todas estas ideas son las que como humilde lector consigo sacar de una obra como la que aquí os presento: "Romeo y Julieta", de William Shakespeare, un clásico de la literatura donde los haya. Solo hay que ver el tiempo que ha pasado desde su escritura, hace cinco siglos, para entender la transcendencia, importancia y fuerza que tiene una obra como esta en el mundo contemporáneo, del mismo modo que la ha tenido por todos aquellos a los que ha sobrevivido. Un mundo de emociones, traiciones, batallas, alegrías y desgracias... formando un "todo" al que dificilmente podemos no someternos. Han sido diversas las adaptaciones que esta obra ha recibido, pero por mi parte me gustaría destacar aquella película de 1968 que fuera dirigida por Franco Cefirelli e interpretada en sus papeles principales por Leonard Whiting (Romeo) y Olivia Hussey (Julieta). La canción que os presento al principio de la entrada se trata de una composición musical hecha para la película por Nino Rota, encargado de la banda sonora de la película, la cual ha sido a su vez interpretada y adaptada por el reconocido pianista y compositor Richard Clayderman. Una adaptación ciertamente filedigna a la obra original, y sin embargo breve e intensa. La música nos sume en ese ambiente romántico que preconcebido en el Renacimiento, y la cercanía de cada hecho y la facilidad de comprensión cumple a la perfección con su tarea de hacernos sentir en nuestras propias carnes y entender todo aquello que acontece.

Mas claro, es que esa era la habilidad más digna de Sir William Shakespeare, un poder emocional difícilmente alcanzable por otros, una sobriedad a la hora de escribir impactante y una belleza a la hora de utilizar un vocabulario perfectamente designado y medido, todo ello es lo que convierte a su escritura en un arte, y no una mera narración o una obra teatral. Podríamos recomendar y mencionar otras obras semejantes de dicho autor como "Hamlet", "El mercader de Venecia" o "Noche de Reyes", todas ellas obras de diferente temática y género pero, al tiempo, obras maestras de la literatura renacentista y de todos los tiempos. Leer a Shakespeare no es una tarea difícil, pues son lecturas habitualmente ligeras, intensas e interesantes, tan solo tenemos que superar esa frontera que nos hace creer que escritos tan lejanos en el tiempo serán insignificantes y poco transcendentes para nuestro tiempo. Por mi propia experiencia, puedo afirmar que tal afirmación no es veraz.

Catalán Sebastiá, David - Derecho y Periodismo

viernes, 22 de febrero de 2013

La comunicación no verbal, un mundo por descubrir



"La comunicación no verbal, un mundo por descubrir"

Todos nos damos cuenta, muchas veces, cuando alguien que está cerca de nosotros está enfadado. También podemos deducir por determinados detalles en su rostro, en sus palabras (el tono de las mismas) o sus propios movimientos si se encuentra en un estado más alegre y abierto o apático y reservado. Del mismo modo, también hay veces en las que no podemos evitar mirar con sospecha a alguien que, según consideramos (¿Y por qué lo hacemos?, es la pregunta crucial), está mintiendo. Todo ello lo detectamos y deducimos bajo un análisis instintivo, sin que la persona que tenemos al frente nos tenga que decir verbalmente: "Estoy enfadado", "Estoy alegre" o incluso "Te estoy mintiendo". 

Nuestra mente esconde mecanismos de análisis de los que nosotros ni siquiera somos conscientes, mas aun de este modo los utilizamos sin saberlo. De cualquier modo, conociendo tales mecanismos y aprendiendo a aplicarlos conscientemente, podemos mejorar ampliamente la eficiencia de los mismos. Es un hecho que existen diferentes tipos de lenguaje, entre los que destacamos, por reconocimiento, el escrito y el oral. El conocimiento general y superficial del lenguaje nos hace pensar que todo aquello que decimos y escribimos agrupa un gran porcentaje de el mensaje total que estamos intentando transmitir, pues lo hacemos de forma consciente, y que no hay nada que se nos escape más allá de esto. Craso error. Creemos saber más de lo que en realidad sabemos, y eso nos lleva a caer en nuestro enemigo más peligroso: la ignorancia. Nuestro cuerpo y nuestra mente esconden demasiados secretos que desconocemos, y si los ignoramos sin más y no somos conscientes de ellos estos son capaces de traicionarnos sin que nos demos cuenta, mediante una gran diversidad de recursos y acciones que no podemos evitar ni preveer. A esto lo llamamos el "lenguaje no verbal", y aunque parezca sorprendente, compone un porcentaje mucho mayor del nivel comunicativo que supone el lenguaje oral o escrito en nuestro día a día. 

 La cinesis (kinésica, en nuestros días) es la ciencia que estudia el significado expresativo de cada gesto, cada movimiento, cada reacción de nuestro cuerpo ante un pensamiento concreto, y se encarga de darle un significado global para que pueda ser reconocido. Estos gestos no pueden ser estudiados, como es obvio, de manera aislada, sino que tienen que ser tratados en su conjunto (el cuerpo emite al mismo tiempo diversos de estos, hay que tratarlos como conjunto, no individualmente) y en un contexto. Por ejemplo, habitualmente el hecho de mover las manos rápidamente puede significar nerviosismo y tensión por parte de la persona que lo está haciendo, pero en un día helado, si vemos a alguien haciendo este mismo gesto probablemente esté intentando, tan solo, calentarse las manos. Junto a ella también voy a dedicar atención a la proxémica, que es otro campo de estudio sobre la comunicación no verbal (este se dedica principalmente a lo que denominamos como "espacio vital", para diferenciar las distintas distancias que pueden haber entre personas que actúan entre sí. 

 Cuando movemos las manos sin darnos cuenta, cuando miramos fijamente a una persona, cuando alguien se acaricia el pelo inconscientemente, cuando se cruza de brazos, e incluso cuando simplemente se está "rascando" la nariz... todo ello son acciones que tienen un significado psicológico concreto que puede ser analizado por cualquier persona que tenga los pertinentes conocimientos sobre el tema. La diversidad de gestos y posibilidades de la comunicación no verbal es tan amplía que resultaría imposible hacer aquí una recopilación completa, pues podría llevarnos para algo más que una tesis doctoral, pero creo interesante haceros ver algunos de los más importantes e interesantes, a la par que fáciles de detectar en nuestro entorno.

La mirada es un tema muy interesante que tratar, del mismo modo que lo es la burbuja espacial de cada persona. En situaciones normales cualquier persona puede detectar, aunque no siempre, cuando alguien le está mirando fijamente, pues supone una molestia y muchas veces conlleva otras reacciones del cuerpo. Desde pequeños nos dicen que mirar a alguien desconocido con fijeza es muestra de malos modales, por lo que aprendemos habitualmente a controlar nuestras miradas para no crear esta mala sensación. Sin embargo, todo depende del contexto y la situación en la que se hace, como ya hemos dicho. Cuando dos personas están conversando es habitual que el que escucha siga con la mirada al parlante, siempre y cuando esté mostrando verdadera atención ante lo que dice (si no, desviará la mirada); por otra parte, el orador habrá de buscar con la mirada a sus destinatarios y tratará de atraer sus miradas para que le presten atención. La duración de una mirada también puede determinar el grado de cercanía entre dos personas: tendemos a mirar durante largo tiempo a aquellas personas que nos agradan, y las que despiertan el gusto contrario nos harán llevar a cabo miradas más huidizas. Los ojos son una de las mejores armas durante el galanteo, muy útiles a la hora de hacer llegar mensajes sin la necesidad de palabras; y estos suelen ser bastante fáciles de descifrar. Como dato adicional también cabe decir que no solo es la duración de la mirada lo importante, también la fisionomía de los ojos, o concretamente el tamaño de las pupilas: siempre tratando de asegurarnos de que este no es causado por los focos de la luz, podemos saber que cuando alguien nos observa con las pupilas dilatadas es a causa del agrado que provocamos en esta persona o porque se encuentra, por una razón u otra, feliz; en cambio, las pupilas extremadamente pequeñas denotan odio y muchas veces son agresivas, causando reacciones de terror o rechazo en nosotros. 

 Podemos hablar del mismo modo al tratar el acercamiento excesivo a las personas, desconocidas o no: todos nosotros tenemos una "burbuja espacial" a nuestro alrededor que forma tres distancias diferentes respecto a otras personas, y estas son: la zona pública (más de 360 centímetros), la zona social (entre 120 y 360 centímetros), la zona personal (entre 46 y 120 centímetros) y la zona íntima (entre 15 y 45 centímetros). Es de suma importancia el control de estas zonas, pues una persona que entra sin permiso en la zona íntima de otra provocará terror, pánico, rabia o tensión en la persona cuya zona íntima ha sido invadida; esta es una táctica que utilizan los policías en los interrogatorios a sus detenidos. Para mantener una conversación normal con un grupo de personas nos mantenemos en la distancia  pública, en el caso de hablar con alguien desconocido solemos hacerlo (y debe hacerse para no molestar) en la distancia social, con los amigos nos mantenemos en una distancia personal, y dejamos la distancia privada para la familia y las personas que mantengan una relación amorosa con la propia persona, o en cualquier caso que tengamos en gran consideración y cariño. La invasión de un espacio personal o íntimo suele traer consigo determinadas reacciones fisiológicas: aceleración del ritmo cardíaco, hiperventilación, mayor sudoración... es por esto que cuando una persona se acerca a nosotros e invade este terreno, aunque sea sin quererlo (o sin darse cuenta) tendemos a retroceder y aumentar la distancia entre ambos. Este es un hecho complejo, pues dependiendo de las diferencias culturales entre dos personas los espacios pueden variar y hacerse más amplios o restringidos, lo que puede llevar a equivocaciones o situaciones desagradables.

Si he decidido presentaros estos dos ejemplos sobre los estudios de la kinésica es porque, personalmente, me parecen muy interesantes y creo que es, si no necesario, útil tener conocimientos sobre ello. Pero evidentemente esto no es más que una mínima e inapreciable parte de la kinésica, el lenguaje corporal va mucho más allá que estos simples datos sin importancia, pudiendo detectarse de diferentes formas: la forma de cruzar las piernas, los brazos,  la tensión o la relajación a la hora de andar, la dirección de los pies cuando hablamos con alguien, la forma de la que damos la mano, cómo nos sentamos, cómo miramos a alguien... etc. Todo esto se recoge en la infinidad de estudios que se ha hecho sobre este tema queavanza día a día y nos descubre más datos curiosos sobre nuestro comportamiento inconsciente. 

El conocimiento del lenguaje corporal es de gran importancia a la hora de analizar un encuentro social o saber cómo actuar y cómo no hacerlo con determinadas personas: para dar una buena imagen en una entrevista, dar "buenas vibraciones" en las primeras impresiones e incluso poder analizar y comprender como se siente la gente de tu alrededor, ya sea para prevenirla o ayudarla si fuera necesario.

Bibliografía: 
-DAVIS, Flora. "La comunicación no verbal". Alianza Editorial, 2004.

CATALÁN SEBASTIÁ, DAVID - DERECHO Y PERIODISMO

Los blogs como medio de comunicación y libre expresión



Los blogs como medio de comunicación y libre expresión


Una de las mayores aspiraciones del ser humano es la de ser libre, la de poder actuar según su voluntad, sin ser presionados ni manipulados por medios externos que nos dificulten la expresión de tal autonomía. Para cubrir este deseo, esta aspiración y esta necesidad, en las constituciones democráticas se defiende y exige el cumplimiento y respeto de determinados derechos para todo ciudadano, que conocemos actualmente como “derechos y libertades fundamentales”. Entre estos podríamos citar cualquiera que se encontrara entre el artículo 14 y 29 de la constitución española, pero vamos a centrarnos en uno concreto. Del artículo 20º de la constitución, en su apartado primero y en la subdivisión “a” del mismo, leemos:

“Se reconocen y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.”

Con este derecho podemos sentirnos tranquilos de hacer llegar nuestras opiniones, fundamentadas o no en algo, a un destinatario sin miedo a que estas puedan ser censuradas o a que nosotros podamos sufrir perjuicio alguno por la expresión de las mismas. Ahora bien, si tenemos el derecho, también hemos de tener herramientas para hacer uso de él. Nuestra propia voz es la primera de ella, pero esta se limita a darnos acceso a nuestro entorno más cercano; los medios de comunicación se limitan a dar expresión de la voz y la opinión de determinados sujetos, entre los que no solemos encontrarnos los ciudadanos de a pie. Entonces la pregunta es: si yo quiero expresarme con libertad y hacer llegar mis ideas, mis pensamientos, a un grupo de gente determinado, ¿Cuál es el medio que puedo utilizar para esto?

Desde mi humilde opinión, los blogs son una herramienta que la red ha desarrollado para que, entre muchas otras funciones, cubra esta necesidad de expresión, o más bien para que la expanda más allá de nuestros límites físicos. Es innegable que la posibilidad de encontrar un hueco en internet, una red tan amplia y en la que tanta gente confluye en busca de cualquier tipo de fin, nos dota de un amplio abanico de posibilidades que podemos esgrimir (utilizar) en nuestro bien y deseo para conseguir cumplir con nuestra inicial aspiración: la de ser libres y poder actuar según nuestra propia voluntad.

Ahora bien, introducido el tema con esta breve reflexión, considero oportuno entrar ya en materia e introducir el origen de los blogs y ampliar tal información con determinados datos de interés.

El término blog proviene del inglés, derivado de las palabras “web” y “log” (diario); en nuestra lengua, sin embargo, también ha sido aceptado tal término sin calificarlo como extranjerismo, por lo que no es necesario hacer distinción alguna a la hora de utilizarlo. Como dato curioso, otro nombre por el que conocemos al blog en nuestro idioma es: cuaderno de bitácora, sobrenombre que proviene de los cuadernos de viaje que utilizaban los marineros para registrar los sucesos acontecidos en el mismo, guardándolos en la bitácora.

Y es que eso es lo que precisamente es un blog: un diario que se puede usar para registrar cualquier tipo de idea, pensamiento o información que se quiera compartir con un público determinado (o no determinado también). Los blogs pueden ser utilizados a nivel individual, por una sola persona, o grupal, como es en nuestro caso, por un grupo de personas; sin embargo, ha de haber siempre una cuenta, un usuario (el creador del blog) que tenga el poder de administración total sobre la página, y que de este modo tenga la potestad, el poder, de legislar y ejecutar cualquier acción en el mismo. Los temas de los que puede tratar un blog son demasiado extensos como para mencionarlos en su totalidad, pero a modo de ejemplificación podemos citar algunos de ellos, como: música, literatura, actualidad, moda…

Históricamente los blogs comenzaron a aparecer a partir de la década de los 90. Anteriormente existían otro tipo de páginas o comunidades digitales (USENET, BBS…) que se utilizaban con fines semejantes, pero ante la aparición de programas que facilitaron la creación de foros en internet tales herramientas quedaron “relegadas a un segundo plano”. Desde este momento, los blogs son construídos y almacenados s y almacenados usando servicios de alojamiento de blogs dedicados, o pueden ser concretados y accedidos mediante software genérico para blogs, de estos últimos podemos encontrar casos concretos como Blogger o Livejournal.

Evidentemente, hay una gran variedad de posibilidades a la hora de elegir el alojamiento de nuestro blog, y todos ellos comprenden unas características, comunes, como: la publicación de entradas, la posibilidad de comentar en estas, la adhesión de enlaces a otras páginas web, la posibilidad de agregar fotografías y videos, etc.

En general, todos los servidores son usados con un mismo fin, pero cada uno tiene sus características propias como puede ser determinados widgets (complementos)    personales, o funciones determinadas, haremos algún inciso concreto sobre esto a continuación, pero no profundizaremos en el tema para no excedernos:

Blogger es el primer servidor que empezó a popularizar el uso de los blogs, y como tal es actualmente uno de los más utilizados con este fin. Permite el diseño del blog sin el conocimiento del idioma html (lenguaje utilizado en muchos casos para el diseño de páginas webs, entre otros fines), tiene plantillas para dispositivos móviles y también es publicar o comentar desde los mismos; por otra parte, por ejemplo, wordpress tiene una clasificación y una organización diferente a la de blogger, permitiendo la creación de diferentes foros y subforos para la mejor división de los artículos según su tema, también permite clasificar cada artículo según su importancia o privacidad (puede incluso ponerse como requisito una contraseña para leer un artículo determinado), permite la publicación desde email (blogger también), etc.

En definitiva, el acceso a los blogs es una de esas muchas herramientas que nos da la posibilidad de expresarnos libremente, ¡Pero recordad siempre que nuestro derecho acaba donde empieza el del vecino!



CATALÁN SEBASTIÁ, DAVID - DERECHO Y PERIODISMO

sábado, 16 de febrero de 2013

Caso Megaupload

El día 21 de marzo del año 2005 el empresario e informático Kim Dotcom, un hombre que no pasa desapercibido, mide algo más de dos metros y pesa cerca de ciento treinta kilos creó el portal Megaupload, reconocido servicio para almacenar y compartir archivos. Con base en Hong Kong, la empresa llegó a tener ciento cincuenta empleados y en un momento fue el sitio web número trece más popular en Internet con ingresos por ciento setentaicinco millones de dólares y cincuenta millones de visitas diarias. Con esto generó el cuatro por ciento del tráfico de Internet a nivel mundial.
Megaupload no era un simple servicio para compartir archivos; en realidad, agrupaba servicios para guardar imágenes, videos y otros, entre los que están Megavideo, Megalive y Megapix.
El Departamento de Estado de EEUU, junto con el FBI y otras autoridades internacionales, lideró una operación contra la popular página web de intercambio de archivos, que fue clausurada, y contra varios de sus responsables, quienes han resultado detenidos y acusados en el estado de Virginia  (EEUU) de conspiración para cometer un crimen y violación de la propiedad intelectual. En un día, se había desarticulado la trama y encarcelado a Kim Schmidtz (Dotcom), entonces de 38 años; los también alemanes Mathias Ortmann, cofundador del portal; y Finn Batato, responsable técnico; y el holandés Bram van der Kolk, jefe de programación. Los detenidos en Europa fueron el germano Sven Echternach y el estonio Andrus Nomm. Los cargos concretos son participar en una confabulación de crimen organizado, cometer infracciones de derechos de autor de forma masiva, blanqueo de dinero y dos cargos criminales de violación de la propiedad intelectual. Así, cada uno de los siete acusados se enfrentan a penas de hasta cincuenta años de prisión entre todos los cargos.
Todo esto provocó el cierre de la plataforma el día 5 de enero del año 2012.
Exactamente un año más tarde, el portal Mega, sucesor de Megaupload, vió la luz. El nuevo servicio de almacenamiento de Kim Dotcom, quien actualmente se encuentra en libertad condicional, se le ha retenido dinero de sus cuentas y está pendiente de un proceso de extradición a EEUU, tiene un objetivo similar a su predecesor: subir, compartir y descargar archivos de manera segura, aunque con algunos cambios de carácter legal. Mega respeta los derechos de autor de otros y espera que los usuarios de los servicios en la nube hagan lo mismo. Así empieza Mega, posiblemente fruto de la experiencia pasada, parece ir un paso más allá en su afán de evitar responsabilidad en la compartición de los contenidos, de manera que cada vez que el usuario sube un archivo a Mega, el servicio lo encripta, siendo éste sólo accesible por el propio usuario y nunca por los administradores del servicio. Haciendo que de esta manera la web no quebrante la ley.

José María González-Llanos de la Peña          Periodismo y economía