Todo el mundo me había
hablado alguna vez de ellos, de esos zapatos que dicen que un buen día
encuentras. Solían contarme que aparecían en el momento más inesperado, en el
que más los necesitas, justo cuando algunos anteriores que tenías, pero que en realidad
no eran los mejores, se rompían, o cuando andabas tranquila pensando en las
musarañas, o cuando te apetecía realmente tenerlos.
Lo siguiente que viene es el momento cuando
los encuentras, hay quien dice que sientes un flechazo al instante nada más
verlos a través de la cristalera del escaparate, otros dicen que cuando les ves
te gustan pero que no te encantan, yo soy de las de la opinión de
"acércate, míralos, tócalos, en definitiva...CÓNOCELOS" porque si no
luego te quedaras con la intriga de: " y si eran esos mis zapatos?"
Nno importa si son unas
sandalias del mercadillo de Las Dalias de Ibiza, unas manoletinas de la nueva
tienda de la esquina, un par de manolos de fondo de armario listos para poner
en cualquier ocasión , los últimos botines negros de la colección Burberry
Porsum, o un par de cuñas de Castañer.
La cosa es que esos zapatos son los tuyos,
perfectos para ti, te han de quedar en la talla perfecta, y sabes que aunque no
siempre van a estar pegados como una lapa a tus pies están hechos a medida para
ti. El problema viene cuando o una de dos, o no encontramos los zapatos porque
parece que se los ha tragado la tierra o no los han hecho aún pero supongo que
a veces miramos siempre en las mismas tiendas, en los mismos escaparates, está
claro que no debemos cerrar nuestra mente.
Pero claro pensando y
pensando me acordé de aquellas chicas que creen que tienen sus zapatos
perfectos y cuando se los prueban se dan cuenta de que no es la talla buena,
poner una plantilla a esos zapatos es una solución pero reconozcámoslo entre
nosotras, no son " LOS ZAPATOS" y lo sabes. No te engañes. No sirve
de nada aunque sea duro.
Pero eso sí, cuando has encontrado esos zapatos que te van perfectos al pie y te hacen sentir en
perfecta y total armonía, mi consejo es
el siguiente: corre, anda con ellos, rómpelos, ámalos, haz lo que te apetezca
con ellos y recuerda: llévalos al zapatero de vez en cuando no vaya a ser que
se rompan y recuerda que "LOS ZAPATOS" sólo aparecen una vez en la
vida.
Mónica Fernández Meizoso ( Economía y Periodismo)
Mónica Fernández Meizoso ( Economía y Periodismo)
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